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Anoche, como muchas otras noches de insomnio, cansado de dar vueltas en la cama se me ocurrió probar la receta de contar ovejas. Después de un rato me sentí ridículo, no me gustó el ejercicio de contar ovejas, fue así como encendí la luz me recosté en unos cojines y, tomé la libreta que mantengo al lado de mi cama por si me llegan ideas para escribir. La pregunta que me hice fue, ¿por qué contar ovejas y no otro animal? Lo cierto del caso es que nosotros tenemos mucho que ver con los animales y nos relacionamos con ellos más de lo que creemos y, lo hacemos cuando conectamos algunos acontecimientos cotidianos con el nombre de un animal, es decir, los animales están en nuestra mente más de lo que creemos. Culturalmente el ser humano tiene un lenguaje nativo que, con el paso del tiempo, va alimentando con dichos, frases, adagios, aforismos, sentencias, refranes y muchas figuras literarias más.
Con el sueño cada vez más embolatado, me senté en la cama y, mientras el mundo animal giraba en mi cabeza, pensaba en mamíferos, aves, reptiles, insectos, moluscos, en fin; mi mente daba vueltas como la rueda de un casino, comencé a escribir en mi libreta algunos dichos que en el lenguaje coloquial se usan para querer decir algo de forma directa, todo basado en los animales. Por ejemplo, cuando sabemos de alguien que roba le decimos ratero, y si por casualidad no tenemos dinero la expresión más elocuente es, “estoy más pelado que sobaco de rana”, ¡ah!, también en ocasiones nos referimos a las “lágrimas de cocodrilo” cuando alguien finge tristeza. A la persona delatora o muy comunicativa le decimos sapo, y, cuando estamos en una reunión y se acaba el licor hacemos una vaca entre los asistentes y que siga la fiesta. Ahora, si una persona no es ágil para hacer algo le decimos “más lento que una tortuga”; lo más curioso es que a las deudas las llamamos culebras, a los hombres mujeriegos se les denomina perros, o gallinazos, y al trabajo le decimos camello.
Debo admitir que cada minuto que pasaba mientras escribía, me quedaba sorprendido al saber que los animales hacían parte fundamental de nuestra imaginación. Gallina no solo es una persona miedosa, sino que muy cerca a los ojos nos da con los años patas de gallina; cuando olvidamos algo de lo que hablábamos decimos, “se me fue la paloma”, igualmente cuando metemos la pata o la embarramos decimos “qué oso”. Cuando alguien de la familia o vecino del barrio estrena carro o moto se le pide una palomita, ahora si el tipo es bien astuto se le dice que es muy águila. Bueno, no todo es tan agradable, a quien huele mal se le dice que tiene aliento de gorila, si una mujer enamora un tipo más joven que ella, tiene su pollo, ponerse mosca es estar atento, a quien hace disparates se le dice que está más loco que una cabra.
Tocó bajarme de la cama e irme al escritorio, esto porque en mi cabeza seguía dando vueltas un zoológico completo. Frente a una estafa el dicho es, le metieron gato por liebre, no solo los cachos de los animales representan infidelidad, sino que, si un hombre le da muchos regalos a una mujer es un lechón, y, si la mujer está muy enojada es una pantera, ahora, si una persona está muy apegada a otra, decimos está más pegado que una garrapata. Para terminar, no pueden quedar por fuera los padres de la patria y sus micos en el congreso, ¡qué descaro!, como es descaro comprar empanadas que solo tienen papa y, toca decir tiene más carne un zancudo. A mi mente seguían llegando ideas o dichos como, “habla más que un loro mojado”, “tiene más vidas que un gato”, “como cordero manso al matadero”, “se visten como unas grillas” …
¡Ah…!, cuando creí que todo el cuento había terminado y pretendiendo volver a la cama vinieron a mi mente un sinnúmero de canciones donde el protagonista es un animal. Por ejemplo, “La Vaca Lola”, “Rata de dos patas” de Paquita la del Barrio, El venao, el venao… de la palabra «venado», escrita por el músico Ramón Orlando; venao en Puerto Rico significa «cornudo». “Mi burrito sabanero”, villancico de navidad, La araña Picúa de Guillermo Buitrago, Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla, una Canción de Los Wawancó. Ya con el sueño alborotado y sin poder dormir, me fui a mi biblioteca y cogí las Fábulas de Esopo, fábulas donde aparecen animales. Esopo escribió estas fábulas animalescas en el siglo VI a.C. Me da por pensar que quien lea esta columna quedará igual que yo, pensando en los animales, ¡qué animalada!
Pd; “El perro fue el primer animal en ser domesticado por Homo sapiens, y eso tuvo lugar antes de la revolución agrícola. Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la fecha exacta, pero tenemos pruebas incontrovertibles de perros domesticados hace unos 15.000 años, si bien pudieron unirse a la jauría humana miles de años antes”. Yubal Noah Harari. “De animales a dioses” página 61.
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